Esto es para aquellos que hacen confusión del verdadero natural, con el natural creado por vuestros antepasados. Creando así está confusión que están viendo. Nadie se entiende; grandes y pequeños.
¡La confusión está dentro de todas las capas sociales! En el mismo instante que están de acuerdo, están discordando, por causa de ese natural que no es el verdadero.
Vean así, que están traicionados por una fantasía, viviendo solo de la hipocresía, por eso el mundo se tornó una casa de locos. Por lo tanto, no se basen en las cosas del mundo, porque quien así procede sufre mucho, y los que reconocen ese gran error, vencen por los métodos naturales, alcanzando todo lo que desean.
Todos son hermanos, pero, vean cómo viven. Unos contra otros.
Si el natural fuese ese que todos adoptan, vivirían muy bien y felices.
Pero por la naturaleza no ser esa que adoptan como verdadera, es por lo
que la infelicidad es el guía de todos. Esto es una práctica de la vida común y de lo que debe ser, y no de lo que quieren que sea.
Las campanadas del Astral, son para todas las cabezas. Tocando la campana para una llamada a aquello que faltan con lo primordial, que es la obediencia al Astral Superior. Las virtudes de un buen navegante son muy elevadas y multiplicadas. Todas consumándose comprobadamente, sólidamente, multiplicadamente cada vez más. Por lo tanto, los buenos navegantes siempre elevados a las alturas, por caminos cada vez más elevados, y las alegrías, las riquezas, siempre multiplicándose.
El deber de todos los infantes, de ambos sexos, es hacer cómo, en beneficio propio, para que todo lo bueno, con correr de los días, les venga a las manos. Lo que precisan, lo que desean, lo que imploran, y
mucho más todavía.
Quién hace cómo, en ese camino, todo le brilla, todo le reluce en multiplicaciones de glorias sucesivas, trabajando así en beneficio de sí mismo. ¿Cuál es el trabajo? La obediencia, la persistencia, la calma y la simplicidad. Ser bienhechor y prudente bajo todos los puntos de vista. No sirve de nada al viviente ser insolente e imprudente, pues se torna un perturbador de sí mismo, por las ideas incompatibles con las normas que YO expongo aquí.
El orden natural de las cosas tiene diversas características: al que nació para ser alto, la naturaleza lo lleva a su alto lugar, el que nació para ser bajo, la naturaleza lo deja en su lugar bajo; al que nació para ser pequeño, raquítico, la naturaleza solamente le proporciona esa finalidad y nada más. Esos son puntos naturales que vibran con la naturaleza, son espejos para todas esas inmensas grandezas, para todas las interpretaciones de los seres, dados por la formación de los insaciables, que hacen con que el viviente nunca esté satisfecho con lo que posee.
Si es alto, cuanto más alto está, más alto quiere elevarse; si es pequeño, también quiere ser grande, y de ahí vienen las luchas y las confusiones. El delgado, quiere ser gordo; el gordo, quiere ser delgado; el pobre, quiere ser rico, el rico, quiere ser cada vez más rico. En fin, son insaciables en todo. Seres indolentes por la propia naturaleza, desequilibrados. Y por eso son así.
Si fuesen equilibrados no serían así, precisando notar que en relación a la naturaleza, hasta un cierto punto de vista son iguales, y sobre otro punto de vista son diferentes. Esta es la razón de que los vivientes sean solamente aquello para lo que la naturaleza los hizo.
Para ser aquello que la naturaleza quiere; y por eso, se da el caso de que muchos vivientes completamente analfabetos, posean grandes fortunas y conquisten grandes riquezas, y otros que estudian para adquirir riquezas, están siempre en la miseria.
(1 Volumen, Libro UNIVERSO EN DESENCANTO, del RACIONAL SUPERIOR)