El viviente tiene que ser aquello que la naturaleza quiere y no lo que él quiere. El viviente quiere ser rico, pero la naturaleza lo hizo para ser pobre, lucha toda la vida y de todos los modos, de todas las formas y siempre pobre. Y otro, que la naturaleza lo hizo para ser rico, no precisa luchar y su riqueza es resuelta naturalmente, sin sacrificios. Hay también los que no nacieron para ser ricos, que hacen cómo, se sacrifican y se hacen ricos ¿y qué es lo que ocurre? La naturaleza les toma todo.
Es la misma cosa que el viviente procurar ser bonito. Va para el instituto de belleza y acaba poniéndose bonito. Pero, cuando deja de frecuentar el instituto, se queda más feo de lo que era. Observen que hay personas que no nacieron para ser ricas, lo acaban siendo, y al final, terminan pobres. Ahora dicen: - “¡Malos negocios!” Sí, empobrecieron por este o aquel motivo, pero siempre motivos hechos por la naturaleza, pues todos son dominados por la naturaleza y hechos por ella. Esto es lo que son las cosas verdaderas, naturales. Cuando el árbol nace para ser pequeño, si crece demasiado, cae, porque el árbol que nace para ser grande, ya trae su construcción y raíces propias para resistir todas las intemperies, y el pequeño tiene su naturaleza hecha de acuerdo con su tamaño.
Así son estas variaciones entre los vivientes, queriendo muchos ser lo que no nacieron para ser. El viviente que nació para ser bueno, es siempre bueno; el viviente que nació para ser malo, es siempre malo. El árbol que nació para dar espinas, da siempre espinas, y todo es así.
Entonces, dice el viviente: - “¡Qué infelicidad la de aquellos que nacieron para ser pobres!” No es infelicidad y sí el factor natural. El factor natural es aquello que tiene que ser; por eso la noche es noche y el día es día; el sol es de un extremo, la luna de otro, la tierra de otro y el agua de otro.
( 1Volumen, Libro UNIVERSO EN DESENCANTO, del RACIONAL SUPERIOR)