LA LECTURA TRAE EL EQUILIBRIO Y LA INMUNIZACIÓN
En un punto de luz, fraternidad y amor, ¿qué se debe hacer? Velar siempre para que las consistencias benignas se multipliquen cada vez más, a todos los que contemplan lo que deben contemplar.
La pereza, la avaricia, el desánimo, estas son cosas para las personas que no tienen en las manos, lo que YO os doy. Nunca se debe contemplar el mal y basarse en él, porque cuanto más la persona contempla el mal y en él se basa, peor se queda, más se preocupa, más se desanima, más vive de tristeza y descontento.
Por lo tanto, el viviente que tiene la planta de la salvación en las manos, ¿qué debe hacer? Contemplar, amar, para mejorar siempre. Quien procura la planta de la salvación es porque quiere salvarse, quien contempla es porque quiere ser contemplado y ser servido. Y lo será mucho más allá de lo que precisa.
Por lo tanto, el tiempo que el viviente lleva a contemplar el mal a pensar en esto, en aquello, en aquello otro, preocupado por esto o por aquello, por todo lo que solamente fastidia, enfada y desespera, debe contemplar lo que hay de más útil, lo que da alegría, ánimo, engrandece el íntimo y fortalece bajo todos los puntos de vista. Debe contemplar la Escrituración, pero, el mal de muchos es preocuparse por el mal, cuando tiene la tranquilidad en sus manos, que es la Escrituración.
Inúmeras veces tengo repetido: lean cuantas más veces puedan, para librarse de todas esas controversias a que están sujetos, por depender de los seres materiales, de la materia, del mal.
Entonces, para formar el vocabulario, constituyeron el ser material, que dividido en prenosílabas, queda: materia o material. Y por la vocación de la vida del mal ser terrena o terrenal, son subyugados por el mal, por los seres adorados por ustedes, adornados y lapidados, invocados por ese ser del dominio del mal. Dominados por el mal y no dominando el mal, son tragados por el mal.
Por eso, repito: lean para quedarse curados de todas esas torpezas que atolondran. ¡Y ustedes no! Muy a menudo se quedan atolondrados, porque son malos, por querer solamente el mal. ¡Sí! Porque YO coloco el bien en sus manos y digo: ¡lean! ¿Y por qué no leen? ¿Por qué no obedecen? ¡Porque no quieren el bien, quieren el mal! Y por querer el mal, es por lo que se preocupan más con él, que con el bien. Y por eso se quedan aturdidos por todo, enfadados por todo, desconfiados por todo, enfadados por cosas sin importancia. En fin, una serie de descontento, de desánimo y el viviente diciendo que está empujado, viviendo harto de todo, diciendo que no aguanta más.
¿Todo esto por qué? Por ser nocivos a sí mismos; y a los nocivos les ocurre así, porque son nocivos porque quieren serlo. Pues para estar libre de todo esto, está ahí en sus manos su equilibrio, que es el conocimiento que YO os doy, de como son las cosas.
Mando leer innumeras veces ¿y dónde está la orden cumplida? YO digo: ¡lean! Y sus conciencias dicen otras cosas muy diferentes, como el que no tiene tiempo de cuidar del bien de sí mismo. Pero tiene tiempo para cuidar del mal, y quien cuida del mal sufre, porque
solamente piensa en lo que es malo, y cuanto más mal piensa, peor se
va quedando, alejándose del bien.
El bien endereza el mal, y el mal no endereza el bien. Así son los efluvios de los que viven en esa hoguera ardiente de la materia, cuyo contenido es el mal, y el mal es su producto. Los brutos quieren encontrar el fruto bueno en el mal, que es el ser material. Solamente ideas de brutos! Los brutos con el bien nada quieren y por eso no tienen tiempo para leer, no tienen tiempo para preocuparse por el bien. Solo tienen tiempo para preocuparse por lo que es para los brutos, lo que es malo, que es el ser material.
La materia da tanta repugnancia, que la repelen cuando se derrite, y saben que todo esto es una lamazal repugnante, con mucho valor aparente, pero sin ningún valor verdadero. Porque las apariencias no son verdades y esos hidalgos de la oscuridad, quedan procurando alimentarse con esas preocupaciones, maldiciéndose siempre de esa vida material, basándose más en el mal, y dejando el bien de lado, diciendo que el bien es para cuando tengan tiempo: "¡Ah! ¿Leer? ¡Solo cuando tenga tiempo!" No tienen tiempo para preocuparse por el bien, solo tienen para preocuparse por el mal. Así, ¿qué es lo que quieren? ¡El mal! Piensan en el bien, pero no lo procuran, no tienen tiempo para leer. No tienen tiempo para preocuparse por el bien, solo tienen tiempo para preocuparse por el mal, yendo así de mal para peor. Hay vivientes que piensan que son muy sabidos, y viven en esa sabiduría de puercos, siempre mal, porque el mal perdura.
Quien quiera tener sus ideas limpias, claras y tranquilas, procure el bien, porque el bien desarrolla solamente todo de bien para mejor, y el mal solamente lleva todo de mal para peor. Vivientes que no tienen tiempo de leer, que solo tienen tiempo para preocuparse por el mal, parece que tienen juicio, pero no lo tienen. Parece que regulan, pero no regulan. En los hospicios hay gente con más juicio, mejor que muchos que están fuera y que deberían estar allá dentro. Estos, que están fuera, son los que dicen que hacen todo lo necesario para andar derecho. ¡Todavía tienen coraje! Ya se ve que no regulan. Siempre pensando y preocupándose por el mal cuando debían apenas preocuparse por el bien, para ir siempre de bien para mejor.
El viviente no es una máquina para trabajar noche y día sin parar, debe tener sus horas de descanso, sus horas de holganza.
Y así, YO aquí siempre despertando a esos mancebos que viven durmiendo de ojos abiertos, y por eso, no saben ver dónde está lo derecho, dónde están las conveniencias de ir siempre para mejor y no para peor.
(CULTURA RACIONAL, UNIVERSO EN DRESENCANTO)